El astro venezolano, Miguel Cabrera, era uno de los prospecto más seguidos antes de hacer su debut en la temporada 2003, y cumplió con las expectativas.
El joven pelotero llamado José Miguel Cabrera, cuando no tenía su nombre definitivo en el béisbol, era uno de los prospectos más cotizados para la temporada 2003. Según Baseball América estaba posicionado en el lugar 12 entre los mejores jóvenes para debutar en el béisbol de las Grandes Ligas, y fue así, su oportunidad llegó un 20 de junio ante los antiguos Davil Rays de Tampa Bay.
En su momento, los Marlins de Florida (como eran conocidos anteriormente), daban paso a un pelotero que estaba rompiendo todos los renglones ofensivos en las ligas menores, donde bateó .365/ .429/ .609/ con 10 cuadrangulares en 69 juegos jugados en las filas menores. Recibió el llamado a sus 20 años de edad y todo fue de película.
Si, en ese 2003, Miguel Cabrera se ponchaba en su primer turno debutando, pero la historia se estaba escribiendo en entradas extras cuando enfrentó al veterano Al Lavine y se la sacó por todo el medio del estadio para darle la victoria a su equipo. Desde ahí, su nombre se escribió con letras doradas.
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Cabrera fue quien guio a los Marlins de Florida a su segundo campeonato de Serie Mundial, siendo vital en la temporada regular y en toda la postemporada.