La temporada de los Gigantes terminó con un muy mal sabor: un strike que no fue strike, y un ponche que los dejó frustrados en el terreno.
Los Gigantes de San Francisco entraron al día final de la temporada regular con una oportunidad de clasificar a la postemporada, lo único que necesitaban era vencer a los Padres de San Diego y que los Cerveceros perdieran frente a los Cardinals de St. Louis y lograban entrar en la posición 8 de la Liga Nacional.
Nada de esto pasó, ya que los Cardinals le ganaron a los Cerveceros tomando el espacio final, y los Gigantes perdieron 5-4 frente a los Padres, pero pasó de la peor manera posible.
En la parte baja de la novena entrada, el jardinero de los Gigantes, Austin Slater llevaba un conteo de 2-2 con dos outs para su equipo. Trevor Rosenthal hizo el lanzamiento y Slater vio que venía debajo de su rodilla, una bola muy clara. Pero para el umpire en el plato, Rob Drake, las cosas no fueron así, lo llamó strike y eliminó todas las esperanzas de victoria para los Gigantes.
Los Gigantes fueron víctimas del umpire. Una temporada jamás debería terminar así.
Slater se quedó parado en el plato como quien no creía lo que acababa de pasar. Desde el dugout se podía escuchar a Gabe Kapler (manager de los Gigantes) y más jugadores gritarle a Rob Drake, y no los podemos culpar, hemos visto equipos darle la vuelta a juegos con tan solo un out faltante, entendemos porqué esto se siente como un robo.
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Los Gigantes entraron a esta serie contra los Padres con un récord de 29-29. Solo necesitaban ganar cualquiera de los juegos de esta serie y lograban clasificar para los playoff, cosa que no habían hecho desde el 2016.
